¿Por qué tus relaciones nunca funcionan?

El secreto está en tu sanación emocional

Hay una pregunta que muchas personas se hacen en silencio, una y otra vez:
¿Por qué siempre acabo con alguien que me hace daño?
¿Por qué repito los mismos errores, aunque jure que esta vez sería diferente?

Y detrás de esa pregunta, suele haber una historia. Una herida no sanada. Un niño o niña interior que sigue buscando amor, validación y seguridad… en los lugares equivocados.

Hoy quiero hablarte desde un lugar humano, desde la comprensión, porque antes de entender la teoría, también yo me hice esa pregunta.


La historia que no sabías que seguía dictando tus relaciones

Te pongo el ejemplo de Clara, que creció en un hogar donde el amor estaba condicionado. Si se portaba bien, la elogiaban. Si mostraba tristeza, la llamaban “sensible” o “exagerada”. Aprendió que para ser amada, debía ocultar sus emociones y hacer felices a los demás.

Años después, en su vida adulta, esas lecciones invisibles se volvieron patrones: parejas que la ignoraban, que exigían todo y daban poco, relaciones donde callaba su incomodidad por miedo a ser rechazada.

¿Te suena familiar?

Muchos de tus conflictos de pareja no nacen en el presente. Tienen raíces profundas en la infancia. Son las huellas invisibles de heridas que nunca atendiste: abandono, rechazo, traición, humillación, injusticia (asi son conocidas las principales heridas de la infancia). Y aunque hayamos crecido físicamente, esas heridas siguen ahí, influyendo en cómo amamos… y a quién elegimos.


Sanar no es culpar, es comprender

Sanar no significa culpar a nuestros padres ni vivir en el pasado.
Sanar es hacer consciente lo inconsciente. Es darte cuenta de por qué eliges a quien eliges, por qué toleras lo que toleras, por qué te saboteas justo cuando algo empieza a ir bien.

Muchas veces, seguimos buscando afuera lo que no recibimos adentro:
Aprobación, atención, contención, protección.

Y hasta que no te vuelvas consciente de eso, seguirás repitiendo historias disfrazadas de nuevas personas.


¿Cómo se manifiestan las heridas no sanadas en las relaciones?

  • Te cuesta confiar y sueles anticipar el abandono.
  • Confundes intensidad con amor verdadero.
  • Te adaptas demasiado para ser aceptado/a.
  • Sientes que tienes que ganarte el amor de los demás.
  • Te quedas en vínculos donde hay maltrato emocional “porque nadie es perfecto”.
  • Sabes que algo está mal, pero no puedes cortar el ciclo.

Todo esto no es casual. Es una programación emocional que adquiriste sin darte cuenta en tu edad temprana.
¡La buena noticia es que puede cambiarse!


El camino de sanación empieza en ti

Siguiendo con el ejemplo anterior, cuando Clara entendió de dónde venían sus miedos, su dependencia emocional, su baja autoestima… todo empezó a tener sentido. No fue de un día para otro. Pero al ponerle nombre a sus heridas, comenzó un proceso que cambió su forma de relacionarse.

Y no lo hizo sola. Se apoyó en una guía clara, en ejercicios concretos, y sobre todo, en un espacio seguro para mirar hacia adentro sin juicio. Uno de esos espacios que recomiendo es el curso El arte de sanar(me).

Tus relaciones cambian cuando tú cambias

Cuando sanas, no necesitas mendigar amor.
No te conformas con migajas.
No te pierdes en los otros para sentir que vales.

Sanar te permite elegir desde la libertad, no desde la carencia.
Y esa, créeme, es una de las transformaciones más poderosas que puedes experimentar.


¿Y ahora qué?

Si este post resonó contigo, si sentiste que hablaba de ti, es porque estás listo/a para dar el primer paso.

👉 Aquí puedes conocer más sobre El arte de sanar(me)

Porque tú también mereces una historia distinta.
Una donde el amor no duela, ni se mendigue.
Una donde tú seas el punto de partida.

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