¿Alguna vez te has preguntado para que estás en este mundo?
Para contestar a esta pregunta viajaremos al sur de Japón, en concreto a la isla de Okinawa famosa por ser una de las áreas donde sus habitantes tienen mayor esperanza de vida. Durante siglos se ha venerado un termino que se ha hecho muy popular en los últimos tiempos, el famoso Ikigai.
Para los habitantes de Okinawa, Ikigai representa la “razón de ser” o “motivo para amanecer” dentro de la comunidad cuyo fin último es proporcionar un equilibrio entre lo que amas, lo que puedes ofrecer y lo que tu entorno necesita. Esto se ha relacionado con el propósito de vida occidental.
La sociedad actual impone un estilo de vida donde es difícil pararse a pensar, buscar y establecer tu propio camino.
Para muchas personas encontrar su lugar en el mundo supone uno de los mayores retos a los que uno pueda enfrentarse. Por ello, la respuesta al porque de nuestra existencia es transcendental en varios momentos de la vida. Esto puede definir lo que somos, lo que hacemos y hacia donde vamos.
En multitud de ocasiones nos empeñamos en la búsqueda de un propósito y nos olvidamos de vivir el día a día. Esto hace que perdamos la perspectiva sobre donde y como queremos aportar nuestra energía.
“Quien tiene un por qué para vivir, puede soportar casi cualquier como”
F. Nietzsche
Por todo lo comentado anteriormente, está bien seguir ciertas directrices para saber hacia
donde nos dirigimos, pero sin que ello suponga que dejemos de accionar.
Muchos expertos recomiendan comenzar trabajando en las habilidades que nos resulten más
fáciles o en aquellas actividades que realizamos de forma apasionada.

¿Vale y esto en que se traduce?
Desde un punto de vista más profundo creemos que el propósito es algo que va sucediendo según nos alineamos con la verdad de quién somos y se va descubriendo paso a paso. De modo que no sirve de nada obcecarnos en querer descubrir cual es el propósito de vida porque tal vez ya lo estés viviendo sin darte cuenta, o tal vez aun no ha llegado a ti por que tenías que aprender ciertas cosas antes.
Ese ikigai podría ser simplemente convertirte en padre o madre, cuidar de una persona a la que amas, o hacer reír a otras personas. No tiene porque ser algo enorme frente al mundo. Recuerda que tu mundo eres tu y la experiencia que estas viviendo y te queda por vivir es única e irrepetible, así que disfrútala y déjalo fluir. Cuando menos lo esperes, te darás cuenta de que estás en el camino correcto siempre y cuando seas fiel a lo que tu intuición o corazón te dicta. Esa es tu mejor brújula.
TIP o CONSEJO: en mi caso particular, cuando se presentan dos situaciones que me hacen dudar frente a un hecho, me pregunto: ¿Qué es lo que me hace estar en paz? MI BRÚJULA ES LA PAZ, y ese mantra me hace volver a mi centro y alinearme con la verdad de mi alma.
Pruébalo y nos cuentas si por lo menos te hace sentir mejor y tomar mejores decisiones.
Debemos realizar internamente una asociación positiva con el cambio que queremos ver en nosotros. Esto es fundamental puesto que en el camino nos surgirán dudas y miedos, y únicamente si mantenemos un enfoque correcto hacia nuestros objetivos, lograremos encontrar el propósito que buscábamos.